Instruir vs. Educar

DICOTOMÍA: INSTRUIR, EDUCAR

En el campo de la enseñanza, muy a menudo se plantea una dicotomía:  instruir o educar.

Se puede encontrar alguna coincidencia pero para demostrar que la educación va más allá de la instrucción, nos interesa poner en evidencia cuáles son las diferencias entre éstos dos nombres. Para instruir, únicamente hace falta "saber", ya que solamente implica transmitir información, conocimientos, destrezas... a los demás. En cambio, para educar hace falta "ser", ya que educar significa formar al individuo completo, su personalidad y sobretodo su moral.

Éste individuo, el alumno, realiza acciones para aprender movido por sus propios impulsos. Aprender depende de una decisión individual; se aprende observando y experimentando. Es un proceso de descubrimiento individual. Es decir, tenemos que formar a las personas para que aprendan a valerse por ellos mismos, les tenemos que proponer distintas formas de mirar para que puedan crecer, creen en sus aptitudes, conocer su forma de aprender y desarrollar su espíritu crítico. Finalmente podrán crear un producto, elaborar un discurso individual y colectivo.

Podemos poner un ejemplo concreto: enfrente de una pregunta, el instructor da una única respuesta, que, con un poco de suerte y mucha pericia se integra en los conocimientos iniciales del que aprende. Entre el instructor y el instruido se establece una relación asimétrica y desigual, sobre todo cuando el responsable de elegir la pregunta es el mismo instructor, que además posee la respuesta válida. 

Ésta diferencia se hace más evidente cuando el instructor concreta cómo quiere que respondan los instruidos a su pregunta.

En cambio, el educador transmite las preguntas y las hace significativas para el alumno, que es quién tiene que razonar y responder. El educador no escoge solo la pregunta, ni da la respuesta, si no que el educado también participa en éste proceso.

Una persona que únicamente se dedique a instruir, se está desinteresando de todas las otras necesidades que tenga el alumno, pero en cambio, una persona que se dedica a educar nunca puede desentenderse de las necesidades del otro. 

Por lo tanto, y en resumen, esperamos que todos nosotros que nos estamos formando para ser futuros educadores, ya sean maestros/as, educadores/as sociales o pedagogos/as, no adoptemos una postura instructiva sino que seamos más humanos, preocuparnos por el aprendizaje de nuestros alumnos e intentar adaptar éste aprendizaje a sus necesidades.

Para finalizar, os dejamos un vídeo para reflexionar: 

¡Muchas gracias y hasta pronto!